- (2015) Volume 11, Issue 3
1Clinical and Research Fellow, Endocrinology, NICHD/NIH, USA
2Cardiovascular Surgery Resident, University Clinic Hospital of Valladolid, Spain
Received date: July 13, 2015 Accepted date: July 15, 2015 Published date: July 21, 2015
En esta carta editorial queremos dar un vistazo sobre nuestra experiencia de cómo nos adentramos en la carrera de la edición científica, y cómo nos convertimos en jóvenes editores científicos.
No existe un único curso o recurso que pueda cubrir las necesidades educativas en constante cambio y diversificación de los editores científicos en un ambiente cada vez más rápidamente cambiante. La participación en la investigación, la escritura y la revisión es importante para la obtención de habilidades de edición, sin embargo, no es suficiente. La membresía en asociaciones editoriales y el acceso a la información científica actualizada en determinado campo específico son obligatorias para el mantenimiento de credenciales editoriales. Asociaciones reconocidas ofrecen acceso a solo algunas publicaciones periódicas.
Los Editores científicos desempeñan un papel central en la publicación de los datos de investigaciones fiables con potenciales implicaciones para la práctica. Para ganar y mantener las credenciales editoriales, tienen que participar activamente en la investigación, la revisión por pares, y la edición. La carrera de décadas en la edición por lo general comienza en las instituciones académicas y de investigación, en los que los investigadores están expuestos a la redacción y la edición de los diferentes tipos de documentos, carteles, tesis y monografías [1].
Rodeado de mentores académicos, compañeros y bibliotecarios, los jóvenes científicos aprenden a buscar a través de bases de datos bibliográficas, seleccionar las fuentes basadas en la evidencia para la justificación de la primicia y originalidad de sus estudios, y debidamente estructurar y mejorar la calidad de sus informes. La realización de la investigación mediante la observación de los hechos científicos, la recopilación de datos, y el análisis de materiales estadísticos les da los conocimientos, la confianza y competencia necesaria para que estos profesionales se conviertan en futuros editores.
En esa etapa de su carrera, es en donde mejora las habilidades en la escritura, la ética, en la autoría, cómo referenciar apropiadamente, y la metodología de la investigación [2,3]. La publicación de los datos de investigación en revistas revisadas por pares aumenta su confianza e introduce al mundo de las revisiones. Una vez que publican un buen papel en una revista ampliamente visible, las posibilidades de ser invitado a servir como revisores aumentan. Con la creciente experiencia revisora, investigadores, y sobre todo los afiliados a universidades reconocidas a nivel internacional, se convierten en candidatos para los puestos de comité editorial. Uno estaría de acuerdo en que los buenos editores son también buenos autores y revisores, que tienen la pasión hacia la ciencia y la escritura [4].
No sólo hay que hacer ciencia, sino también escribirla. Sin la publicación la ciencia está muerta según Gerard Pierd. Son solo algunos de los pensamientos que nos motivaron y nos siguen motivando a ambos a adentrarnos en esta carrera. Y fue de manera similar, como pasamos de enfocarnos en ser investigadores jóvenes a editores, cuando decidimos escribir y editar nuestro primer libro “Casos Clínicos: Semiología y Publicación.”, una guía para la confección y publicación de casos clínicos [5].
Luego fundamos varias asociaciones editoriales entre ellas: la Asociación Panameña de editor médico (PAME) y participamos en la creación de la Asociación Americana Central del editor médico (CAME por sus siglas en inglés).
Luego de mucho tiempo se nos dio la oportunidad de ser editor en jefe de “Archivos de Medicina” y después se nos invitó a dirigir la nueva revista “Biomedicina”.
Los datos sugieren que una formación continua en temas referentes a la ética de publicación científica, autoría, conflictos de interés, y la mala conducta científica son útiles para la formación de investigadores con análisis crítico, y con habilidades de redacción ético-científica, siendo éstos los mejores candidatos para los puestos de comité editorial [6].
No hay evidencia científica disponible actualmente que defienda cualquier curso específico de corto o largo plazo en concreto, o alguna formación de grado, sino la formación continua. Se requiere un mayor esfuerzo para ampliar las redes establecidas de editores científicos y mantenerlos al tanto de la evolución de la escritura científica y la edición ética a través de la actualización continua y publicaciones periódicas de alta calidad.
En conclusión, existen varias vías para ganar las competencias editoriales necesarias partiendo desde la investigación. Aquellas personas que participan en la continua redacción, revisión y publicación en las revistas académicas de más impacto son los más propensos a satisfacer los criterios cada vez más exigentes para ser editores especializados. Unirse a asociaciones editoriales regional y/o mundiales y beneficiarse de sus recursos didácticos actualizados es un camino hacia el mantenimiento y la mejora de las habilidades editoriales. La formación continua es importante para el crecimiento básico y el desarrollo profesional de los editores científicos, pero estos tienen que ser específicos y de actualidad, teniendo en cuenta el fondo y las necesidades de cada especialista [7].
Los autores declaran no tener conflictos de interés con la publicación de este artículo.