- (2011) Volume 7, Issue 2
Christian Ortega Loubon1*, Roberto Salas1 and Ricardo Correa2
1Doctor en Medicina. Facultad de Medicina. Universidad de Panamá. Panamá
2Residente de Medicina Interna. Universidad de Miami. USA
3Institución Hospital Aquilino Tejeira. Región de Salud de Coclé.
SÃndrome de burnout es una respuesta al estrés laboral crónico que surge cuando lasestrategias de afrontamiento no son eficaces para reducir dicho estrés. Se define por3 dimensiones: cansancio emocional, despersonalización y baja realización personal.Es un problema de salud pública que va aumentando y que no sólo repercute en lasalud de los profesionales sanitarios sino en la calidad asistencial.
Key words
Burnout syndrome, emotional exhaustion, despersonalization, personal accomplishment, Maslach
Introducción
El síndrome de burnout (SB) o de desgaste profesional [1] es un síndrome clínico descrito por primera vez en 1974 por Herbert Freudenberger [2], psiquiatra norteamericano que lo definió como un estado de fatiga o frustración que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o relación que no produce el esperado refuerzo. Según Freudenberger, las personas más dedicadas y comprometidas con el trabajo son las más propensas a padecer el SB, especialmente las que trabajan en profesiones de ayuda a otras personas.
En 1980, Edelwich describió cuatro fases que aparecían en el SB: una fase inicial de entusiasmo, con altas expectativas profesionales poco realistas; fase de estancamiento, en la que el profesional observa que su trabajo no siempre tiene el resultado esperado de reconocimiento de sus superiores; fase de frustración, en la que el profesional se cuestiona el valor de sí mismo y de su trabajo, además las fuentes de insatisfacción por el trabajo; fase de apatía o indiferencia hacia el trabajo. [3]
No es sino hasta 1981 con los estudios de Christina Maslach y Susan E. Jackson, que el SB adquirió verdadera importancia. Ellas definen el SB como un síndrome de cansancio emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas. [4] Siendo éstas las tres dimensiones del SB.
Cansancio emocional, es el sentido de desgaste, pérdida de energía, agotamiento y fatiga; la despersonalización o deshumanización, consiste en el desarrollo de aptitudes negativas hacia otras personas, sobre todo con las que se trabaja, junto a la irritabilidad y a la pérdida de motivación; y falta de realización personal, es la actitud negativa hacia sí mismo y hacia su trabajo, refiriéndose a sentimientos de incompetencia y falta de productividad en el trabajo. [5]
Maslach y Jackson elaboraron un instrumento de medida, el Maslach Burnout Inventory (MBI por sus siglas en inglés). Se trata de un cuestionario autoadministrado constituido por 22 ítems referentes a sentimientos personales y actitudes del profesional hacia las personas a las que ofrece su servicio y hacia su trabajo. [6,7]
Adán y Gil-Monte [8,9] proponen una serie de modelos psicosociales para el estudio del SB y lo definen como una respuesta al estrés laboral percibido que surge de un proceso cuando las estrategias de afrontamiento empleadas por los profesionales no son eficaces para reducir ese estrés percibido.
Los síntomas físicos más recurrentes son cefalea, fatiga, dolores musculares, molestias gastrointestinales, alteraciones en el peso, problemas de sueño, hipertensión arterial, sensaciones de ahogo, impotencia y alteraciones menstruales. Las manifestaciones emocionales y psicológicas más frecuentes son sentimientos de culpabilidad, baja tolerancia a la frustración, irritabilidad, ansiedad, baja autoestima, melancolía, depresión, cinismo, aburrimiento, pérdida de idealismo, incompetencia y autovaloración negativa [10,11]. También se ha mencionado deterioro de las interacciones personales con comportamientos agresivos, actitud defensiva y abuso de sustancias. Los síntomas organizacionales y laborales son violación de las normas de la organización, retrasos, descansos alargados, excesivo ausentismo, comunicación deficiente, disminución en rendimiento, falta de compromiso laboral, pobre atención y concentración [12-15]. Estudios como el de Goetzel asegura que en los Estados Unidos, los costos del ausentismo laboral debido al estrés en el trabajo pueden llegar a representar hasta el 60% de todos los costos de las enfermedades [16].
En los últimos años se ha fomentado el interés por el estudio del SB, probablemente porque se han hecho más evidentes las enfermedades generadas por el trabajo. Incluso se puede pensar que los costos económicos, sociales y profesionales resultantes del síndrome han hecho necesaria su investigación y que persista el interés de continuar indagando acerca de esta patología.
El SB es un problema de salud pública que va en aumento y que no sólo repercute en la salud de los profesionales de la sanidad sino también en la calidad asistencial, deteriorando la relación médico-paciente y suponiendo un alto coste, tanto social como económico.
En nuestro país, existen pocos estudios que hayan estudiado este síndrome, por ello la importancia del presente estudio, cuyo objetivo principal es determinar la prevalencia del SB en el personal sanitario del Hospital Aquilino Tejeira (HAT).
Material y métodos
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal, durante los meses de febrero a marzo del año 2011. El universo del estudio correspondió a todo el personal sanitario que labora en el HAT, Hospital de segundo nivel de la provincia de Coclé. La muestra correspondió a todo el universo.
Todo el personal sanitario fue candidato teórico sin más criterios de exclusión que el llenado incompleto del instrumento de evaluación.
El cuestionario utilizado fue la versión española validada de MBI, y se realizó de forma anónima y autoadministrada. Se preservó el anonimato permitiendo además obtener sus respuestas más fiables. A través del cuestionario, se recolectaron datos demográficos como edad, sexo, estado civil, número de hijos, cargo que desempeña, situación laboral, años de trabajo, número de pacientes a cargo, turno de trabajo, horas de trabajo semanales, % de tiempo de interacción con los pacientes, formación académica. La segunda sección estuvo conformada por los 22 items del MBI, que valoran las 3 subescalas del SB. Las preguntas se plantearon según la escala de Likert, siendo valoradas sobre una escala de 6 puntos.
Se calculó la prevalencia del síndrome con la clasificación mostrada en la tabla n° 1, ya que puntuaciones altas en cansancio emocional, y despersonalización, y puntuaciones bajas en realización personal reflejan un alto nivel de SB.
Tabla 1: Síndrome de Burnout. Sub-escalas, número de ítem, y clasificación.
El presente trabajo contó con la autorización de la dirección médica y de enfermería del hospital. Además se solicitó el consentimiento informado por escrito de cada profesional previo a su participación, explicando que la información obtenida sería confidencial, y exclusiva para esta investigación. Se mantuvieron las normas bioéticas en todo momento.
Los datos fueron analizados utilizando el programa Epi Info v.3.5 y SPSS v.16.
Resultados
Se entrevistaron 158 profesionales, sin embargo, dos encuestas se desecharon por mal llenado quedando un total de 156 sujetos incluidos.
El promedio de edad de los participantes fue de 38.4 ± 11.4 años, con una edad mínima de 22 y una máxima de 68 años. El promedio de número de hijos fue de 1.7 ± 1.4 hijos con un mínimo de 0 y máximo de 6 hijos; el promedio de años de trabajo fue de 13.2 ± 11.5, con un mínimo de 1 y máximo de 45 años; el promedio de pacientes a cargo fue de 29.8 ± 15.9 con un mínimo de 3 y máximo de 99 pacientes; las horas semanales en promedio fue de 51.7 ± 29.0 con un mínimo de 39 y máximo de 168 horas. El promedio de porcentaje de interacción con los pacientes en una jornada fue de 79.8 ± 25.9. La distribución de frecuencia por enunciado se muestra en la tabla 2.
Tabla 2: Distribución de frecuencia de las subescalas del SB. Personal Sanitario. Hospital Aquilino Tejeira. Febrero-Marzo 2011.
En la tabla 3 se exponen los resultados para las dimensiones del SB. En donde, 21.2% obtuvo puntuaciones altas para cansancio emocional, 17.2% para despersonalización, y 31.4% puntuaciones bajas para realización personal.
Tabla 3: Media y porcentajes de las Sub-escalas del SB.
A su vez, la tabla 4, 5, y 6 muestran la frecuencia de las dimensiones del SB según sexo, edad, estado civil, años de trabajo, y cargo, y si existe una relación estadísticamente significativa entre cada una de estas variables.
Tabla 4: Frecuencia de cansancio emocional según sexo, edad, estado civil, años de trabajo, y cargo.
Tabla 5: Frecuencia de despersonalización según sexo, edad, estado civil, años de trabajo, y cargo.
Tabla 6: Frecuencia de falta de realización personal según sexo, edad, estado civil, años de trabajo, y cargo.
Discusión
En cuanto al porcentaje de interacción con los pacientes, obtuvimos un 79.8%, superior a lo encontrado por Atance que reporta 79%. [17]
Dentro de las 3 dimensiones que definen el SB, la falta de realización personal fue la de mayor prevalencia con un 31.4 %, seguido del cansancio emocional con un 21.2%, y un 17.2 % de despersonalización.
Se obtuvieron diferencias significativas (p= 0.04) con relación a la edad para la dimensión cansancio emocional, siendo el grupo de edad más afectado el correspondiente de 41-50 años de edad, similar a lo encontrado por Atance.
En cuanto a la despersonalización, se obtuvo una relación estadísticamente significativa (p=0.02) con el cargo desempeñado, siendo los técnicos en enfermería los que mostraron mayor frecuencia respecto a los demás.
Con respecto a la falta de realización personal, se obtuvo una relación estadísticamente significativa para los años de trabajo (p=0.02), y cargo que desempeña (p=0.02), siendo el grupo con menos de 10 años de trabajo, y los técnicos de enfermería los que presentaba mayor grado de falta de realización personal.
Este estudio no encontró relación con las demás variables sociodemográficas. Tales resultados podrían indicar que el efecto de las variables sociodemográficas y laborales sobre el síndrome es inconsistente y que otras variables pueden estar ejerciendo una influencia moduladora mucho más fuerte sobre el síndrome que las primeras. Estos resultados demostrarían también que las variables del ambiente laboral, pero sobre todo las de tipo motivacional y personal, como son las habilidades de afrontamiento, inciden de manera más directa sobre el síndrome que las características demográficas de los sujetos. [17-19]
Obtuvimos un 4.5% de prevalencia del SB, menor a lo reportado por Gil-Monte y Peiró que refieren prevalencias entre un 5 y 15%, entre los profesionales de sanidad, o el de Pando en donde encuentran cifras entre un 6.5 y 10.3% también en profesionales de la salud. [20] Esto se puede deber a que el personal de salud no esta conciente de esta enfermedad.
En cuanto a la aparición del SB según el servicio, observamos que tanto el servicio de medicina como el de cirugía fueron los que mostraron mayor frecuencia de aparición; datos contrastantes con los de Albadalejos, en donde encontró mayor frecuencia de SB en el personal que labora en urgencia y oncología. [21]
Conclusiones
La prevalencia del SB en el personal sanitario del HAT fue de 4.5%. La dimensión más determinante para el síndrome fue la baja realización personal con 31.4% con respecto a los 21.2 % de cansancio emocional y 17.2% de despersonalización. Así mismo, se encontró una relación estadísticamente significativa entre la edad y el cansancio emocional; el cargo y la despersonalización; los años de trabajo, el cargo y la falta de realización personal.
Agradecimientos
A la Lic. Lissa Ortega por su colaboración en la realización del presente estudio.
Financiación
Autofinanciado
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