- (2013) Volume 9, Issue 1
1Cirujano Pediatra Adscrito a La Unidad de Endoscopia Pediátrica AHCFAA,. Profesor Asignatura B, Depto. de Clínicas de Rep. Humana, Crecimiento y Desarrollo Infantil, CUCS, Universidad de Guadalajara.
2Cirujano Pediatra Jefe de Servicio de Cirugía Pediátrica AHCFAA,. Profesor Investigador Titular A, Depto. de Clínicas de Rep. Humana, Crecimiento y Desarrollo Infantil, CUCS, Universidad de Guadalajara.
3Cirujano Pediatra Adscrito a La Unidad de Endoscopia Pediátrica AHCFAA, Profesor Asignatura A, Depto. de Clínicas de Rep. Humana, Crecimiento y Desarrollo Infantil, CUCS, Universidad de Guadalajara.
4Cirujano Pediatra Adscrito a La Unidad de Endoscopia Pediátrica AHCFAA, Depto. de Clínicas de Rep. Humana, Crecimiento y Desarrollo Infantil, CUCS, Universidad de Guadalajara.
5Residente de 3 año del Programa de Cirugía Pediátrica del AHCGFAA.
6Residente de 3 año del Programa de Cirugía Pediátrica del AHCGFAA.
7Residente de 3 año del Programa de Cirugía Pediátrica del AHCGFAA.
La ingestión de sustancias químicas en los niños, se ha convertido en un problema de salud en México, debido al número creciente de pacientes que son atendidos en nuestros centros asistenciales y a las consecuencias que para el seno familiar y social que conlleva.
Objetivo: El objetivo del presente trabajo es presentar la experiencia en un hospital de concentración con pacientes lesionados que ingirieron substancias químicas en el esófago, su tratamiento, complicaciones y la mortalidad.
Material y métodos: Se trata de un estudio prospectivo, descriptivo, observacional en el que se analizaron los expedientes de todos los pacientes ingresados por esta causa, entre Enero de 2008 a Marzo del 2009. A la totalidad de pacientes se les realizó historia clínica, laboratorio y gabinete, evaluación endoscópica, con variables de sexo, edad, tiempo de evolución y contacto con la sustancia, tipo de sustancia, maniobras previas al ingreso, tratamiento medico y quirúrgico, complicaciones y mortalidad. El seguimiento basado en la clínica, esofagograma control, programa de rehabilitación esofágica, tratamiento definitivo. Todos los resultados fueron sometidos a análisis estadístico con medidas de tendencia central.
Resultados: Se atendieron 70 pacientes; 42 niños y 28 niñas, un rango de edad entre 11 meses y 20 años. De primera vez 36 y subsecuentes 34. La sustancia química ingerida más frecuente fue sosa caustica liquida en el 82.8%; la esofagoscopia con fines diagnósticos y pronósticos se realizó entre las 24 horas y en 60 días la mas tardía después de la ingestión de esta el 55% normal, y 45% lesiones moderadas y severas. Las complicaciones cuidados intensivos 9 casos (12.8%) , 3 (4.2%) en evento agudo: Mediastinitis (1), Quemadura Vía Aérea; finado (1), Bronconeumonía (1). De 34 subsecuentes 6 (8.5%) desarrollaron complicaciones secundarias a rehabilitación esofágica, 3 fracaso programa dilataciones, 2 Absceso Cerebral y 1 perforación esofágica en espera de substitución al momento de este reporte.
Discusión: La ingestión de sustancias químicas constituye un verdadero problema de salud, lograr disminuir su incidencia se hace necesario. Donde la esofagoscopia precoz constituye un elemento de indudable valor diagnóstico y pronóstico en la evolución, tratamiento y complicaciones futuras
Keywords
Chemical, caustic, esophagus, esophageal stricture.
Introducción
La ingestión de sustancias químicas que lesionan el esófago se ha convertido en un verdadero problema de salud, debido al número creciente de pacientes que son atendidos en nuestros centros asistenciales y a las consecuencias que para el seno familiar y social conlleva.
Dos científicos que estudiaron este fenómeno expresaron frases impresionantes. Leegard dijo:
“un solo sorbo de cáustico es suficiente para proporcionar un desastre”.
Lallemond dijo: “la estenosis esofágica corrosiva es una enfermedad para toda la vida”.
En virtud de las consecuencias de estas lesiones decidimos realizar una revisión de casos nuevos con los siguientes objetivos:
• Conocer la incidencia de pacientes atendidos en el Servicio de Cirugía Pediátrica, edad, sexo, evolución, agente, tiempo de contacto, presentación clínica, tratamiento en casa e institución de envió, evaluación endoscópica, rehabilitación esofágica, tratamiento definitivo y mortalidad.
• Determinar los resultados de la esofagoscopia en los casos en que se realizó y clasificarlas de acuerdo a la literatura actual.
• Identificar complicaciones y tipo de tratamiento quirúrgico que se realizó en aquellos casos que así lo requirieron.
Material y métodos
Se realiza un estudio retrospectivo, descriptivo, observacional, en un periodo de 14 meses en el que se incluyen a todos aquellos pacientes que ingresaron por haber ingerido una sustancia química que causo lesión en el esófago, sean de primera vez o subsecuentes en el servicio de Cirugía Pediátrica del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde.
Se analizaron una serie de variables, edad, sexo, tiempo de evolución, tipo de agente, tratamiento previo, presentación clínica, esofagoscopia, tratamiento definitivo y mortalidad.
Los datos obtenidos se agruparon en tablas, los cuales fueron analizados, se utilizó el método porcentual, llegándose a resultados y conclusiones utilizando medidas de tendencia central.
Resultados
Durante el periodo de tiempo de 14 meses entre enero del 2008 y marzo del 2009, se atendieron 70 pacientes (Tabla 1) de los cuales 42 masculinos y 28 femeninos, con una evolución entre 12 hrs y 60 días.
Tabla 1: Distribución por años en adultos y niños de ingestión de sustancias quÃÂÂÂmicas AHCGFAA.
Tabla 2: Ingestión de sustancias quÃÂÂÂmicas según grupo de edad AHCGFAA.
La sustancia más frecuente involucrada en la lesión fue la sosa cáustica (NaOH) empleada en la fabricación casera de desengrasantes de uso domestico con el 85.2% (61 niños) seguido del acido muriático que es muy común como abrillantador en el ramo de la joyería, con el 7.4% (5 niños), le sigue la pólvora que en nuestra serie aparece como una causa muy poco común de lesión química de esófago, está secundaria a ingesta accidental de una bengala y una palomita ardiente con el 2,8% (2 niños) y la podofilina (callicida) con 1.4% (1 niño) y, finalmente, el aceite liquido hirviente con el 1.4% (1 niño).
Tabla 3: Agente Causal identificado (Tabla 3).
Todos los niños sufrieron la lesión en forma accidental por descuido del familiar o personal a su cargo, muchas veces envasadas en frascos de medicina o de bebidas conocidas por el niño (refrescos, agua, leche), sin tapadera de seguridad y sin etiqueta con indicaciones básicas como concentración y medidas inmediatas en caso de ingesta, y/o colocadas al alcance de los menores.
De las maniobras ofrecidas previo a su ingreso hospitalario, el más común fue el aseo bucal en 32 pacientes (90%), seguido de la ingesta de líquidos como leche o agua en 25 casos (70%) y en el (45%) 16 casos, se les provoco el vomito, en 2 pacientes (5.5%) se realizo lavado gástrico (Tabla 5).
Tabla 5: Maniobras previas a la Hospitalización AHCGFAA.
La evaluación endoscópica del esófago en el momento agudo se realizo a 36 pacientes (52%), y se efectuó como procedimiento de urgencia (antes de que transcurrieran 24 horas después de la ingestión) en 35 niños (98.6 %), y en un caso (1.4%) se realizo a los de 60 días de ocurrida la lesión ya que el paciente ingirió sosa y nunca acudió a revisión hasta que presento disfagia a sólidos (Tabla 5).
Tabla 6: Evaluación endoscópica de esófago AHCGFAA.
Los resultados fueron agrupados usando la clasificación endoscópica de Zargar obteniendo los siguientes resultados: normales en 12 niños (33.3%); Grado I en 6 niños (16.6%); Grado II en 4 niños (11.1%) y Grado III en 16 niños (44.4%), (Tabla 7).
Tabla 7: Ingestión de sustancias Cáustica. Clasificación Endoscópica de Zargar en el AHCGFAA.
El manejo medico y quirúrgico en 36 pacientes evaluados en el evento agudo fue:
Tabla 8: Manejo Quirúrgico en pacientes evaluados durante el evento agudo AHCGFAA.
Del total de pacientes, las complicaciones que requirieron ingresos en los servicios de cuidados intensivos fueron 9 casos (12.8%), 3 (4.2%) en el evento agudo: Mediastinitis (1 niño), Quemadura de la Vía Aérea (1 niño), Bronconeumonía (1 niño).
De los 34 pacientes subsecuentes en 6 (8.5%) de ellos se desarrollaron complicaciones secundarias a la rehabilitación esofágica, 3 por fracaso del programa de dilataciones, 2 desarrollaron Absceso Cerebral, y 1 con perforación esofágica en espera de substitución al momento de este reporte.
El manejo medico y quirúrgico en 34 pacientes evaluados subsecuentes:
La Esofagostomía y gastrostomía se realizo en un paciente en el que al realizar la evaluación endoscópica y ser clasificado como una estenosis Grado II b, presento perforación esofágica y evidencia clínica de Mediastinitis.
Del total de 70 casos evaluados, de ellos 36 (52%) en evento agudo y 34 (48%) subsecuentes, que ingirieron sustancias químicas, 38 de ellos, (54.2%) presentaron algún grado de estenosis esofágica, todos ingresaron a protocolo que incluye: endoscopia y esofagograma control a las 4 semanas de la evaluación inicial y con lesiones esofágicas Grado II a o b y Grado III a o b de la clasificación endoscópica de Zargar. El l total de ellos se encuentra en programa de rehabilitación esofágica con dilataciones, de ellas tenemos lo siguiente: 12 casos con dilatador de Savary Miller, (31.5%), 15 casos con Dilatador tipo Maloney (39.4%), en 11 casos su utiliza dilatador tipo Tuker (28.9%) y en 10 casos dilatación hidroneumática (26.3%) (Tabla 9).
Tabla 9: Programa de dilataciones esofágicas AHCGFAA.
El dilatador ideal en cada caso se selecciona en base a la localización y extensión de la estenosis y a los avances que se logran con el programa de rehabilitación, otro factor adicional que influye esta dado por el manejo inicial posterior a la evaluación endoscópica, esto explica que en 10 casos se ha manejado una terapia combinada en su esquema de rehabilitación esofágica.
Durante el periodo de tiempo 1 paciente falleció a los 4 días de la ingesta con lesión de la vía aérea y falla orgánica múltiple, no se documento perforación esofágica o Mediastinitis y fue catalogado como una estenosis Grado III b, fue manejado con intubación, antibiótico, esteroide, bloqueadores de la bomba y soporte ventilatorio. Representa una mortalidad de (1.4%) de la serie.
Todos los pacientes operados y a los cuales se sometió a dilataciones esofágicas, evolucionan bien y no presentan dificultades a la deglución, continuándose su seguimiento por consulta.
Discusión
La ingestión de sustancia química en forma accidental o por intento suicida es un problema que se ha reportado en muchos países.
En nuestra investigación, un total de 14 meses, se presentaron 70 pacientes pediátricos, otros autores como Wagener y Cols [1] en América del sur, publicaron una serie de 108 niños en 5 años, Gondogdu y Cols [2] señalan 202 niños en 13 años en el Departamento de Cirugía Pediátrica del Hospital de niños de Ankara, Turquía, Sarfati [3] analizó 679 pacientes hospitalizados en 20 años en el Hospital Saint Louis de París, Francia.
En las Tablas 1 y 2 se analizan los grupos de edades y sexos y se observa que los niños menores de 4 años fueron los más afectados con el 66.7% y el sexo masculino con el 54,1%, coincidiendo con un estudio realizado por Piña y colaboradores [4] que reporta 63 niños menores de 3 años para un 84% y una relación de 2:1 a favor del sexo masculino.
En nuestro estudio se observó la causa accidental en todos los niños, pero Piña y Cols [4] señalan el intento suicida en adolescentes y adultos, incluso este autor reporta una cifra alta de suicidios en niños (23,8%). En nuestra serie no identificamos ningún intento de suicidio en este periodo de tiempo. La sustancia cáustica más frecuente ingerida fue la sosa (NaOH) con el 85.2%, seguido por el acido muriático en el 7.4% y llama la atención que en 2.8% se presentaron lesiones que afectaron seriamente el esófago por pólvora encendida, no encontrando reportes aun de estenosis esofágica en la que se describa este mecanismo de lesión.
Wagener [1] describe la sosa cáustica como el agente en la mitad de sus casos. Piña [4] señala el 44,4% para esta sustancia y el 26,9% para el amoníaco. Otros autores como Welch [6] señalan la potasa, el ácido sulfúrico, el ácido nítrico y el ácido acético.
La evaluación endoscópica del esófago es la medida inicial para establecer el diagnostico y el manejo inicial clasificando correctamente las lesiones. Esta medida terapéutica se realizo en 36 pacientes, resultando normal en 12 (33.3%), con lesión grado I en 6 (16.6%), grado II a o b en 4 (11.1%) y Grado III a o b en 16 (44.4%), en todos los casos se uso la clasificación de Zargar [13] (Tabla 7).
Todos los autores y nuestro grupo comparten también esa opinión, sobre la recomendación de realizar evaluación endoscopica temprana para conocer el grado y extensión de las lesiones, ya que de esto, se deriva el tratamiento adecuado y oportuno.
En México, Ramírez [7], además de recomendar este proceder en el momento que el paciente ingresa, describe una serie de 65 enfermos y recomienda su esquema de tratamiento. Wagener [1] describe en su serie 17 niños con lesiones en la mucosa esofágica, 2 de ellas fueron severas y coincidieron con la evolución hacia la estenosis, como sucedió en nuestra serie y consideró pacientes de alto riesgo con posibilidad de desarrollar estenosis a pacientes con lesiones intensas de orofaringe y disfagia inicial que persiste más de 48 horas. Piña [4] practicó endoscopia digestiva superior en el 95,2% de sus pacientes evaluados, el 76,1% presentó lesión esofágica Grado I y II y se presentaron 29 casos de estrechez esofágica.
En Baltimore, Estados Unidos, Gorman [8] describe que de 88 pacientes a los cuales se les realizó esofagoscopia, el 72% fue positiva definiendo las lesiones como de segundo y de tercer grado.
En el Departamento de Medicina del Hospital Mount Sinaí, de New York Gumaste [9] reafirma que la endoscopia debe ser realizada tan pronto como sea posible en todos los casos, para evaluar la extensión y severidad del daño y señala que la formación de estrecheces es más común en lesiones de segundo o tercer grado y plantea que el carcinoma del esófago, usualmente ocurre 40 años después de la lesión. Marie J.P. y Cols [10] en París, describen su terapéutica para las lesiones del esófago en niños, causadas por cáusticos, basada en la endoscopia.
Las recomendaciones de Mosca F. y Cols [11] son muy importantes cuando dicen “la seguridad de la evolución de las lesiones a través de una esofagoscopia precoz realizada dentro de las 24 a 48 horas después de la ingestión, es el mejor método de investigar el grado de severidad de la lesión”.
Scalt J.C. y Cols del Departamento de Otorrinolaringología y Cirugía de Cuello, del John Hopkins Medical Institutions de Baltimore, Estados Unidos [12] describen en detalle las lesiones que ocurren en la cavidad oral, faringe y laringe, seguido a la ingestión de cáustico y el papel de los estudios radiográficos dinámicos, señalando que de 5 pacientes con lesiones significativas, 4 presentaron algún grado de estrechez esofágica.
Zargar S.A. y Cols [13] reporta 81 pacientes evaluados con esófago-gastroduodenoscopia con fibra óptica y se realizaron 381 exámenes endoscópicos, 88 dentro de las 96 horas seguido a la ingestión, 108 entre la tercera y novena semanas 185 durante el período de seguimiento después de la dilatación con bujías para las estrecheces esofágicas y modificaron la clasificación en grados de 0 a 3, el grado 2 en 2a y 2b y el Grado 3 en 3a y 3b. En ese trabajo no encontraron correlación significativa entre las lesiones orofaríngeas y las lesiones en el tractus gastrointestinal superior.
Las complicaciones pueden presentarse en cualquier momento de la evolución.
La mayoría de los autores coinciden en señalar 3 momentos: la etapa aguda (0-4 días) la etapa latente o silente (2-6 semanas) y la crónica o de estrechez (6 semanas o más) cada una de ellas tiene sus características en relación al cuadro clínico y complicaciones.
En nuestra investigación se encontraron 9 (12.8%) complicaciones graves en relación con la severidad de las lesiones esofágicas que requirieron servicios de Terapia Intensiva. Mosca y Cols [11] señalan diversas complicaciones tales como: perforación esofágica; mediastinitis; gastritis; perforación gástrica; peritonitis; obstrucción laríngea; edema pulmonar; necrosis; sangramiento que demandan medidas quirúrgicas específicas y generales.
Weber M. y Cols [14] del Hospital Central de Francia, en una serie de 49 casos ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos, después de la ingestión de sustancia cáustica o corrosiva los clasifica en 3 grupos: graves, moderados o leves. Maree J.P. y Cols [15] del Servicio ORL Pediatric del Hospital Charles Nicolle Ronen, Francia, durante 19 años trataron 23 lesiones esofágicas profundas, 14 de segundo grado, 7 de tercer grado con 9 estrecheces y una muerte.
También Verganwen P. y Cols [16] del Departamento de Cuidados Intensivos de la Clínica Universitaria Católica de Bruselas, Bélgica reporta 51 niños con quemaduras accidentales donde la incidencia de lesiones esofágicas significativas fue del 37% y el 72% tenían Grado II o III.
El esquema de tratamiento que se ha aplicado ha variado en los últimos años, usándose antimicrobianos, esteroides y medidas generales en los diversos grados, hasta que se reciben las orientaciones del Nivel Central [18] y comienza a seguirse un esquema de acuerdo a los grados de severidad y que coinciden con diversos autores como Kikendall J.W. y Cols [17] del Servicio de Gastroenterología del Centro Médico Militar Walter Reed en Washington, Estados Unidos, donde destacan que la ingestión de sustancias cáusticas causan más de 5.000 lesiones al año y añade que es poco lo que el médico puede hacer para atenuar la severidad de las lesiones internas, pero debe estar atento para reaccionar rápidamente y tratar las complicaciones laríngeas, esofágicas o gástricas. Se han recomendado algunos tratamientos para evitar la estrechez secundaria. Aspiroz y Cols [19] de México recomiendan el empleo de una férula de Siladic por 4 semanas.
Howell y Cols [20] de la Universidad de Georgetown, Washington, recomiendan el uso de esteroides para las lesiones de II y III grado. Cortina Suárez y Cols [21] del Servicio de Pediatría del Hospital, Ramón y Cajal de Madrid recomiendan los esteroides a altas dosis, la intubación nasogástrica y los antimicrobianos, también se han utilizado con este propósito, sin embargo, Gumaste [9] señala que para prevenir la formación de estrecheces, los esteroides no han sido útiles. En relación a la profilaxis de este problema de salud se hace necesario continuar incrementando las acciones en relación a la educación sanitaria, Arif y Cols [21] aboga por esfuerzos para identificar la población de alto riesgo para educarla en el peligro.
Es importante destacar que en nuestro trabajo, un número considerable de madres expresaron que no conocían previamente el peligro de la sosa cáustica y la conservaban en recipientes tales como botellas de refresco, o leche, frascos de medicina, platos y muchas veces al alcance de los niños, por lo que hay que, insistir a nivel de la comunidad en el conocimiento de este grave accidente para juntos combatirlo y tratar de disminuir su incidencia con sus graves secuelas para la familia y la sociedad.
Conclusiones
La ingestión de sustancias químicas constituye un verdadero problema de salud que afecta fundamentalmente a los niños con su repercusión en el seno de la familia y la sociedad. Para lograr disminuir su incidencia se hace necesario incrementar el trabajo a nivel de hogar, identificando los lugares y grupos de riesgo para educarlos en el peligro.
La esofagoscopia precoz constituye un elemento de indudable valor diagnóstico y pronóstico.
En virtud de que las lesiones en nuestra serie, en su mayoría son accidentes en el hogar en el que esta involucrada la venta a granel y el uso de recipientes no adecuados y mal etiquetados, se deberá también ejercer una acción más efectiva para la regulación de venta y envasado de substancias químicas como la sosa , que comúnmente se venden en recipientes inadecuados y sin etiquetas sobre la concentración del químico y las medidas de urgencia en caso de ingestión.
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