Short Communication - (2021) Volume 17, Issue 5
1Programa de Medicina, Corporación Universitaria Rafael Núñez, Cartagena, Colombia
2Médico Internista, Servicio de Medicina interna, Hospital Regional Nuestra Señora de las Mercedes Corozal Sucre, Colombia
3Médico Especialista en Cirugía General-Laparoscopia, Servicio de Cirugía, Hospital Regional Nuestra Señora de las Mercedes Corozal Sucre, Colombia
Fecha de recepción: April 13, 2021, Fecha de aceptación: June 02, 2021, Fecha de publicación: June 09, 2021
Short Communication
La palabra ascitis viene del griego askos que significa saco/bolsa peritoneal y cuando ese líquido está asociado a una patología oncológica estamos frente a una ascitis maligna. El Instituto Nacional del Cáncer define la AM como una acumulación de fluido que contiene las células cancerosas en el abdomen [1].
La ascitis es la presencia de líquido que se ha acumulado en la cavidad peritoneal, este hallazgo es observado en diversas patologías, principalmente en enfermedades hepáticas como complicación y oncológicas. En el que se implica diversos procesos fisiopatológicos [1].
Los pacientes con patologías oncológicas desarrollan ascitis en un 15 a 50%. Los carcinomas que con más frecuencia presentan son; ovario, mama, endometrio, colon, estómago, páncreas y bronquios tienen una alta incidencia de presentarlo [2].
Su patogénesis se debe varios factores los cuales son: elevación de la presión hidrostática, disminución de la presión coloidoosmótica, aumento en la permeabilidad capilar y escape de líquido a la cavidad peritoneal entre otros que no se ha descrito muy bien fisiopatología [2].
La AM representa un 10% del total de las ascitis. El pronóstico no es favorable para estos pacientes puesto que desde el día 1 del diagnóstico de AM la esperanza de vida es de 20 semanas, aunque para otros autores el tiempo puede ser variable (2 a 6 meses). La calidad de vida en estos pacientes mejora principalmente con tratamientos paliativos ya que no hay un tratamiento antitumoral efectivo [3].
Algunos carcinomas pueden debutar con ascitis maligna en un porcentaje 52 a 54% de los casos y de estos un 20% tiene un tumor primario desconocido, esto representa un malestar físico y emocionalmente para los últimos meses de vida de una persona que lo padece [4].
En la fisiopatología de la ascitis maligna hay varias hipótesis, pero la más aceptada es que es un proceso multifactorial e involucra tanto la producción como la reabsorción del líquido ascítico. La fisiopatología de la AM es diferente a la de causas no oncológicas. La neovascularización provoca un aumento de la permeabilidad capilar, seguida por una obstrucción en el drenaje (oclusión peritoneal linfática “stomata”). Por otro lado, también hay un aumento de la permeabilidad de los vasos tumorales y producción forzada de líquido peritoneal [5].
La carcinomatosis a su vez provoca una neovascularización del peritoneo parietal y aumenta la producción de glicoproteínas, que a su vez crea un aumento en la permeabilidad vascular de los pequeños vasos sanguíneos. El VEGF altera la permeabilidad vascular y es el responsable del crecimiento vascular incontrolado de la masa tumoral. El VEGF se encuentra en concentraciones muy altas en los cánceres de origen gástrico, colorectal y ovario. También se une al receptor del VPF que posteriormente activa la tirosina quinasa. Este mecanismo explica la eficacia de las terapias que inhiben la interacción entre VEGF y su receptor [6].
En la historia clínica de un paciente con ascitis se encontrará un aumento del perímetro abdominal manifestado por cambios en el tamaño del cinturón, ganancia de peso reciente; síntomas de reflujo esofágico, distensión, náusea, saciedad temprana; disnea y ortopnea, secundaria al desplazamiento del diafragma hacia arriba y disminución de la capacidad ventilatoria. Los síntomas dependerán de la cantidad de líquido acumulado en el abdomen [7].
Los signos que presentan estos pacientes son abombamiento de los flancos (pueden ser aparentes cuando existen de 500 a 1.000 ml de líquido en el abdomen). Signos de efusión pleural (matidez a la percusión), usualmente sobre el lado derecho, Desplazamiento lateral y hacia arriba del ápex cardiaco de impulso máximo, Edema de las piernas, genitales y abdomen bajo. La ultrasonografía puede realizarse para detectar o excluir la presencia de líquido si el examen físico no es definitivo. A través de este método de gabinete se pueden detectar colecciones ascíticas de 100 ml [8].
En cuanto al abordaje terapéutico del paciente debe tener en cuanto el riesgo potencial, los beneficios y la esperanza de vida del paciente según su pronóstico dentro de los factores de por pronostico encontramos edema periférico, la presencia de metástasis hepática, mientras que en cambio en paciente con cáncer de ovario se asoció a supervivencia prolongada, el abordaje de estos pacientes se divide en dos dependiendo del gradiente albumina sérica-albumina ascítica cuando es mayor o igual a 1.1 se maneja con cambios en el estilo de vida del paciente, manejo farmacológico con diuréticos tipo espironolactona o furosemida y en caso de estar indicado paracentesis y cuando es valor es menor o igual a 1.1 se debe iniciar manejo mecánico con paracentesis, catéter permanente shunt, quimioterapia dependiendo el tipo de cáncer que tenga, también se considera manejo farmacológico con diuréticos y se considera octreotido:100-600 ug 7d SC o IV [8].
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