Editorial - (2016) Volume 12, Issue 3
Neurocirujano, Red Latino, Latin American Trauma & Intensive Neuro-Care Organization, Bogota, Colombia
Fecha de recepción: July 14, 2016, Fecha de aceptación: July 15, 2016, Fecha de publicación: July 20, 2016
Editorial
Las lesiones asociadas al trauma son una epidemia silenciosa. El campo de la prevención de violencia aún se encuentra en desarrollo, pero ha crecido de manera importante en las últimas décadas. Las discusiones internacionales sobre políticas de prevención de la violencia han sido analizadas en escenarios como la asamblea de Naciones Unidas y específicamente en la asamblea mundial de la salud, donde participan todos los ministros de salud de las naciones integrantes de la Organización Mundial de la Salud [1].
El trauma craneoencefálico representa una importante causa de muerte en países de mediano y bajo ingreso, pero igualmente en países de alto ingreso. Adicionalmente, genera un importante número de personas con discapacidad, que implica una carga de costos importante para los sistemas de salud a nivel global. Se ha determinado que después de una lesión traumática moderada y severa, el tejido cerebral puede quedar afectado en más del 55% de los casos [2-4].
Múltiples normativas han sido impuestas a través de programas nacionales de protección, entre los cuales se encuentran el establecimiento de límites de velocidad, uso obligatorio del cinturón de seguridad, chaleco reflectivo y casco. Adicionalmente se ha propuesto la imposición de sanciones a conductores en estado de embriaguez y el control policial en las vías y zonas de alto riesgo de accidentalidad. Esas zonas, generalmente presentan condiciones que pueden incrementar el riesgo de accidentes de tránsito, tales como limitación de la visibilidad, deterioro de su estructura, defectos de planicie, falta de señalización, curvas pronunciadas, etc.
La identificación de las zonas de mayor accidentalidad puede contribuir con el desarrollo de programas de prevención dirigidos por los gobiernos y sus autoridades viales.
Existen ya ejemplos claros de medidas encaminadas a reducir la severidad de los accidentes en las vías urbanas, especialmente desde edades tempranas tal como el programa “Piensa Primero”, apoyado por la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos y el Congreso de Cirujanos Neurológicos de los EU [5]. Otros programas similares, utilizando ampliamente redes sociales, han sido aplicados en diferentes regiones del mundo como parte de campañas educativas nacionales. Dos ejemplos de fácil aplicación incluyen el movimiento “Mayo Amarillo” para prevención de accidentes de tránsito [6] y la campaña “Piensa Bién”, que fue recientemente evaluada, por servicios de neurocirugía de Brasil, incluyendo aspectos básicos como: presentación de lecturas y videos, distribución de panfletos educativos, diseño de emblemas gráficos de la campaña, distribución de camisetas y divulgación por medios de comunicación masiva [7].
El conocimiento sobre la magnitud y la importancia de la prevención ha aumentado notablemente. Es importante fomentar el conocimiento de las categorías en prevención de lesiones, teniendo en cuenta que la prevención primaria conduce a la eliminación del evento causal, la prevención secundaria disminuye el efecto y la prevención terciaria mejora los resultados.
Con la implementación de estrategias de prevención del neurotrauma, se podría impactar en la reducción de aproximadamente 1.2 millones de muertes por accidentes de tránsito que se presentan anualmente en el mundo, lo que representa cerca de 3,000 muertes diarias. La mayoría de estas muertes suceden en países de bajo y mediano ingreso [8-13]. El reto es importante, e incluye multiples aspectos tales como fometar una legislación de prevención en neurotrauma, el fortalecimiento de programas educativos, el mejoramiento de infracestructuras de las ciudades para proteger al usuario vulnerable en la vía pública y finalmente la creación de bases de datos que compilen de manera sistemática información para redireccionar las estrategias de prevención.
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