Short Communication - (2021) Volume 0, Issue 0
Curn Revista, Colombia
Fecha de recepción: January 08, 2021, Fecha de aceptación: February 12, 2021, Fecha de publicación: February 19, 2021
Short Communication
Aunque la definición y validez de este síndrome aún no son claras, numerosos estudios reportan que los individuos recuperados de la COVID-19 pueden tener persistencia de síntomas, anormalidades radiológicas y compromiso en la función respiratoria incluso durante varios meses. Los adultos mayores y aquellas personas con patologías de base son los que más probablemente presenten síntomas persistentes de la COVID-19, pero incluso se han reportado casos de personas jóvenes y sanas que pueden sentir malestar durante semanas a meses después de la infección [1].
Se estima que son alrededor de más de 50 signos y síntomas que pueden presentarse, pero entre los que más destacan esta: La fatiga, falta de aire al respirar, tos, dolor en las articulaciones, dolor en el pecho [2].
Otros signos y síntomas que se pueden presentar a largo plazo son: Dolor en los músculos, dolor de cabeza, latidos rápidos o fuertes del corazón, pérdida del olfato o del gusto, problemas de memoria, de concentración, o para dormir, erupciones o pérdida del cabello [2].
El daño que desencadena todas estas secuelas parece estar causado por respuestas inflamatorias graves, microangiopatía trombótica, tromboembolia venosa y falta de oxígeno. Es importante aclarar que quizás muchas de estas personas también pueden estar sufriendo síndrome pos-cuidados intensivos, un grupo de síntomas que en ocasiones presentan quienes estuvieron en una unidad de cuidados intensivos. Dichos síntomas incluyen debilidad muscular, problemas de equilibrio, deterioro cognitivo y trastornos de la salud mental, y se observan después del alta de la unidad de cuidados intensivos, que habitualmente implica un período prolongado de ventilación mecánica [3].
Hasta el momento es imposible determinar si estas secuelas identificadas son temporales o permanentes, lo que sí se sabe es que algunos de estos síntomas pueden persistir no solo en los casos más graves de la enfermedad y que, además del daño a los pulmones, el SARS-CoV-2 puede afectar al corazón, los riñones, el intestino, el sistema vascular e incluso el cerebro. Teniendo en cuenta que durante el proceso fisiopatológico se genera una intensa respuesta inflamatoria afectando en primer lugar al tracto respiratorio y posteriormente al sistema cardiovascular, nervioso central y periférico, musculo esquelético, además de los efectos psiquiátricos y psicológicos que puede desencadenar [4].
En conclusión, es importante conocer todas estas secuelas que conforman este síndrome para elaborar planes de seguimiento y tratamiento en estos pacientes, que se estima son alrededor del 10% de todos los infectados [5].
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